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El síndrome antifosfolípido, también conocido como síndrome de Hughes, es una afección del sistema inmunitario que provoca "sangre pegajosa". Esta enfermedad ataca tanto a hombres como a mujeres y puede provocar complicaciones en el embarazo. El síndrome de Hughes debe su nombre al Dr. Graham Hughes, un médico londinense al que se atribuye el descubrimiento de la enfermedad. Hughes y su equipo describieron la enfermedad en 1983.

Tipos de enfermedad

Cuando se identificó por primera vez la enfermedad, se pensó que era una consecuencia o complicación del lupus. Hughes se dio cuenta de que la mayoría de los pacientes con este trastorno de la coagulación no presentaban ningún signo o síntoma de lupus, por lo que la enfermedad recibió dos nombres: primaria y secundaria. La condición primaria existe sin ninguna condición médica subyacente. La afección secundaria existe como respuesta a una afección primaria, como el lupus.

Síntomas

Algunos de los síntomas del síndrome antifosfolípido (APS) son:

  • Dolor de cabeza
  • Migraña
  • Pérdida de memoria
  • Ataque al corazón
  • Cambios en la visión
  • Embolia pulmonar
  • Accidente cerebrovascular

Complicaciones del embarazo

Las complicaciones del embarazo que pueden asociarse al síndrome son las siguientes:

  • Aborto espontáneo
  • Nacimiento mortinato
  • Preeclampsia
  • Parto prematuro

Diagnóstico

Si una paciente presenta síntomas del síndrome de Hughes, se pedirá un análisis de sangre. El análisis de sangre ayudará a determinar si la paciente padece la enfermedad.

Tratamiento del síndrome antifosfolípido

Los medicamentos utilizados para tratar el síndrome antifosfolípido son la heparina o lovenox, la warfarina, la coumadina y la aspirina. La aspirina se administra a muchos pacientes con esta enfermedad. La heparina o el Lovenox se utilizan durante el embarazo, ya que la warfarina y el Coumadin no se consideran seguros durante el mismo. El tratamiento debe mantenerse de por vida. La enfermedad no tiene cura conocida. Si una mujer sufre más de un aborto espontáneo como resultado de la afección, puede ser tratada con aspirina y heparina a partir del primer día de su ciclo menstrual perdido, incluso si no da positivo en la prueba de embarazo.

Si la paciente tiene un síndrome antifosfolípido secundario, el tratamiento puede incluir medicamentos para la enfermedad primaria además del tratamiento para el síndrome.

Pronóstico

El pronóstico de una paciente a la que se le ha diagnosticado el síndrome antifosfolípido es muy bueno siempre que se supervise bien el embarazo. Se pueden tomar anticoagulantes a diario para evitar una coagulación sanguínea inadecuada y peligrosa. Mientras las pacientes mantengan las revisiones periódicas y sigan tomando los medicamentos, la esperanza de vida no se ve alterada.

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