Durante el embarazo, muchas mujeres padecen dolor en la zona lumbar o ciática. También es frecuente que el dolor aparezca después del parto.
Las causas son varias:
- El aumento del peso y volumen del útero.
- La musculatura de la espalda se sobrecarga y se contractura.
- Falta de potencia de glúteos
- Relajación de los músculos abdominales
- El sedentarismo
El aumento del peso y volumen del útero desplazan el centro de gravedad. Por esta razón, la embarazada controla su equilibrio a expensas de una hiperextensión lumbar con la consecuente posición lordótica.
La hiperlordosis aumenta la carga que soporta la columna vertebral y, obliga a la musculatura de la zona lumbar a hacer un esfuerzo mayor necesario, lo que facilita su contractura y puede desencadenar molestias o dolores en esa zona.
El aumento de peso hace que la musculatura de la zona lumbar deba trabajar más y agrava la tendencia a su contractura desencadenada por la relajación abdominal, la lordosis y el reposo, especialmente si ya antes del embarazo la musculatura abdominal y de la espalda no eran fuertes.
Es habitual también la flexión dorsal, durante los últimos meses de embarazo, en especial por el aumento del volumen y peso de los senos, con su consecuente posición cifótica.
Dichas causas aumentan las curvaturas vertebrales y consecuentemente se producen dolores de cadera, espalda y hombros.
Flotando o desplazándose en el agua en posición horizontal, se evitará sobrecargar la zona lumbar.
Otra razón de las posturas inadecuadas son la falta de fuerza de los músculos abdominales, glúteos y cuadriceps. Estos músculos mantienen la postura del tren superior. En condiciones normales, el equilibrio de la tensión de la musculatura abdominal y de la espalda contribuye a que la musculatura se mantenga recta.
En circunstancias normales, lo glúteos estabilizan la pelvis y aportan un apoyo estable a la columna lumbar.
Durante el embarazo, al aumentar el peso y variar la postura de la columna vertebral, si la musculatura glútea es escasamente potente puede ser incapaz de estabilizar la articulación sacro-ilíaca, que fija la columna a la pelvis, lo que causa dolor en la zona lumbar baja.
Si los glúteos están contraídos, los cuadriceps se distenderán y al mismo tiempo se evitará una hiperextensión de rodillas. Entonces los pies podrán soportar mejor el peso adicional.
Por otro lado, con cuadriceps más fuertes, la presión sobre las rodillas es menor.
Especialmente en el segundo trimestre de embarazo, los músculos abdominales, son susceptibles de una presión interna ejercida por el útero y debido a esto, a una combinación de cambios hormonales, a una excesiva tirantez y a súbitos movimientos espasmódicos, se produce la separación de los músculos abdominales. Esta relajación es necesaria para permitir el crecimiento del útero en las fases más avanzadas del embarazo, pero si ya antes los abdominales eran poco potentes puede aparecer muy precozmente. De hecho, también en la población general la falta de una musculatura abdominal potente es un factor que aumenta el riesgo de que el dolor aparezca o persista más en el tiempo.
La relajación de la musculatura abdominal hace que la embarazada se arquee hacia atrás en postura de hiperlordosis use excesivamente la musculatura de la espalda para mantener su equilibrio.
Estos mecanismos facilitan que la musculatura de la zona lumbar se contracture y aflore el dolor.
Es importante mantener la fortaleza y el tono de los mismos, para no aumentar este proceso y recuperar la integridad de dichos músculos durante el período post-parto.
En flotación vertical dinámica, se trabajaran los músculos abdominales.
El sedentarismo y el guardar reposo son en sí mismos factores de riesgo para que aparezca dolor de espalda y dure más. Por motivos ginecológicos, algunas mujeres deben guardar reposo durante el embarazo. Otras lo hacen por hábito, sin motivo médico que lo justifique.
El reposo facilita la adopción inconsciente de posturas incorrectas y la sobrecarga de la musculatura, también provoca con relativa rapidez una pérdida de fuerza y masa muscular, y con ello aumenta la probabilidad de que la musculatura se sobrecargue o lesione.
Escrito por María Martina Rama