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Infecciones vaginales y embarazo: Cribado y tratamiento lo antes posible

La vagina de una mujer está lejos de ser un entorno estéril. Por el contrario, la flora vaginal -o microbiota- está colonizada por una serie de microorganismos, empezando por los encargados de protegerla: los bacilos de Döderlein. Estas bacterias amistosas protegen la vagina contra la intrusión de bacterias patógenas. Los bacilos de Döderlein se alimentan de las secreciones de la vagina y las convierten en ácido láctico. Permiten que la vagina mantenga un nivel de acidez entre 3,5 y 4,5 de pH. Sin embargo, el pH de la vagina puede desequilibrarse, especialmente durante el embarazo, debido a las fluctuaciones hormonales.

Entre las semanas 36-38 de embarazo la matrona te tomará una muestra va­ginal y rectal para la detección del estreptococo agalactiae. Esta prueba se realiza para garantizar la salud de la madre y del bebé en el momento del parto.

Con esta muestra se puede saber si la futura mamá tiene infección de estreptococos del grupo B. Estas bacterias podrían ser perjudiciales para el bebé cuando pase por el canal del parto.

El cultivo vaginal es un procedimiento muy sencillo e indoloro, sólo hay que tomar una muestra de la secreción vaginal y del recto mediante un frotis. A continuación en el laboratorio se observará si crece el estreptococo o no.

A las embarazadas que les salga positivo este cultivo tendrán que administrarle antibióticos en el momento del parto para prevenir infecciones en el recién nacido.

Si la embarazada ya dio positivo en un embarazo anterior no será necesario que se realice la prueba otra vez en el último trimestre, ya que se le indicará el tratamiento con antibióticos directamente.

Si el parto es por cesárea, no será necesaria la administración de antibióticos.

Si durante el parto el bebé llega a contagiarse por el estreptococo, se le hará un análisis de sangre, una radiografía de tórax y una punción lumbar y se le pondrán antibióticos.

Los síntomas suelen aparecen en las primeras 24 horas de vida del bebé. Algunos de ellos pueden ser: dificultad para respirar, fiebre, convulsiones, irritación en la piel, etc.

Las consecuencias pueden ser muy graves, y causarle neumonía, meningitis, infecciones de la sangre, etc.

Hongos y otras infecciones vaginales: Sus causas

Las infecciones vaginales pueden producirse si te lavas demasiado la vagina, utilizas un jabón fuerte o te haces duchas vaginales. En este caso, los bacilos de Döderlein son eliminados y las bacterias patógenas aprovechan la situación para establecerse. Es mejor utilizar productos de higiene íntima, que se sabe que son más suaves para la zona íntima, o incluso limitarse a lavarse con agua clara. Se dice que la vagina es "autolimpiable": no es necesario limpiar el interior de la vagina, sino que lo hace de forma natural.

Otro factor que puede matar las bacterias buenas son los antibióticos. Si has tomado antibióticos por vía oral, también pueden matar los bacilos de Döderlein y, por tanto, provocar una infección unas semanas después.

Por último, las enfermedades de transmisión sexual, como la gonorrea, la clamidia o el micoplasma, pueden provocar infecciones vaginales.

Infecciones vaginales: Síntomas

Los síntomas son fáciles de reconocer. Es posible que sientas una sensación de ardor al orinar o que veas que tu flujo vaginal cambia de color. Puede ser de color marrón, amarillo o incluso negro, y llegar a ser maloliente.

Si la secreción es lechosa, parecida a la cuajada y tienes ardor, la infección se debe probablemente a un hongo microscópico, un parásito del cuerpo humano, llamado Candida albicans. La cándida suele estar presente en el organismo, pero después de un tratamiento con antibióticos, puede multiplicarse y crecer de forma anormal en la vagina. Este hongo segrega sustancias agresivas e irritantes para las membranas mucosas, causando inflamación. El hongo se extiende por todas partes, principalmente en los pliegues y zonas húmedas de la mucosa. Esto se llama candidiasis o micosis.

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