
La diabetes gestacional (DG) es una alteración del metabolismo de la glucosa que se diagnostica durante el embarazo y que, si no se trata bien, puede afectar tanto a ti como a tu bebé. El tratamiento tiene como objetivo mantener unos niveles de glucosa que minimicen riesgos, asegurar un crecimiento fetal adecuado, y cuidar también de tu salud. Aquí te cuento paso a paso lo que se hace, cómo se hace, y lo que las guías recomiendan hoy.
Tipos de diabetes en el embarazo
- Diabetes pregestacional. Cuando la mujer ya era diabética antes de quedar embarazada.
- Diabetes gestacional. Cuando es diagnosticada durante el embarazo en curso.
La prueba del azúcar en sangre (test de o’sullivan y la curva de glucemia) se realiza en el segundo trimestre del embarazo. En caso de tener factores de riesgo, también se hará con los análisis del primer trimestre.
Riesgos en el embarazo y parto a causa de la diabetes gestacional:
- Aborto
- Malformaciones
- Hipertensión.
- Bebés grandes de más 4500 gramos.
- Exceso de líquido amniótico.
- Partos prematuros.
- Dificultades en el parto a causa del tamaño del bebé. Mayor tasa de cesáreas, partos con instrumentos (Fórceps, espátulas, ventosa), etc.
- Más posibilidades de que el bebé tenga problemas respiratorios y/o metabólicos al nacer.
- Riesgo del bebé de padecer obesidad en el futuro.
¿Cómo se trata la diabetes gestacional?
Qué objetivos se buscan
El tratamiento de la diabetes gestacional persigue varios fines clave:
- Mantener la glucosa en sangre dentro de rangos considerados seguros tanto para la madre como para el feto.
- Evitar que aparezca cetosis (que significa que el cuerpo usa grasa en vez de glucosa, lo que no es ideal en gestación).
- Asegurar una ganancia de peso materna adecuada: ni demasiado poco (que puede afectar al desarrollo del bebé), ni demasiado (que puede complicar el parto y salud materna).
- Proteger al bebé de riesgos: macrosomía (mucho peso al nacer), hipoglucemia neonatal, complicaciones durante el parto, problemas respiratorios, etc.
- Evitar que la madre desarrolle diabetes tipo 2 en el futuro, así como otras complicaciones metabólicas.
Primeros pasos: Dieta y estilo de vida
En la mayoría de los casos, el tratamiento comienza sin medicación con medidas sobre lo que comes y tu forma de moverte.
Alimentación
- Debe ser una dieta equilibrada y adaptada a las necesidades nutricionales del embarazo. No se trata de pasar hambre.
- Normocalórica: no se busca perder peso durante el embarazo, salvo que tu ginecólogo/endócrino lo considere (y bajo supervisión).
- Distribución de macronutrientes:
- Carbohidratos: entre 40-55 % del total de calorías, cuidando la calidad (evitar azúcares rápidos, preferir hidratos complejos, ricos en fibra).
- Proteínas y grasas adecuadas.
- Fraccionar las comidas: desayuno, comida, cena y varias colaciones o meriendas puede ayudar a evitar picos de azúcar.
- Evitar ayunos prolongados: mucho tiempo sin comer puede provocar cetosis u otros desequilibrios.
Estilo de vida
- Actividad física adaptada: caminar, nadar, gimnasia suave, etc. Se recomienda al menos 30 minutos de ejercicio moderado la mayoría de días de la semana, salvo contraindicación.
- Mantener hábitos saludables: dormir bien, reducir el estrés, controlar el peso previo al embarazo si es posible.
Monitoreo dietético
- Llevar control de lo que comes puede ser muy útil (un diario, una app, etc.).
- Identificar qué comidas provocan subidas de glucosa (por ejemplo, desayunos con azúcar rápido) para ajustarlas.
Las guías españolas recalcan que entre el 70-85 % de las mujeres con diabetes gestacional pueden mantener los niveles de glucosa bien controlados solo con dieta y ejercicio.
Control glucémico: Cómo, cuándo y con qué valores
El seguimiento diario de los niveles de azúcar en sangre es fundamental para saber si los cambios de dieta/actividad están funcionando, o si hace falta añadir medicación.
¿Cuándo medirse?
- Glucosa capilar en ayunas (“basal”).
- Después de las comidas principales: suele pedirse 1 hora o 2 horas después. El número de controles al día puede variar, pero en muchas guías se recomiendan 4 o más mediciones diarias: antes de desayunar + tras desayuno, comida y cena.
Valores objetivo (pueden variar ligeramente según país/guía)
| Momento | Objetivo aproximado |
|---|---|
| Glucosa en ayunas | ≤ 95 mg/dl |
| 1 hora tras comer | ≤ 140 mg/dl |
| 2 horas tras comer | ≤ 120 mg/dl |
Las guías españolas tienden a coincidir con esos rangos generales.
Frecuencia de seguimiento y ajustes
- Si tras unas semanas de dieta y ejercicio tus glucemias aún están por encima de los objetivos en varios momentos al día, tu equipo sanitario puede considerar cambiar o intensificar el tratamiento.
- En cada consulta se valoran los registros de glucemia, la evolución del peso, cualquier síntoma (por ejemplo, hipoglucemias o hiperglucemias) y el bienestar fetal.
Medicación: Cuándo es necesaria, qué opciones hay
Si con dieta y ejercicio no consigues mantener los valores de glucosa dentro de los objetivos, puede ser necesario usar medicamentos. No todas las mujeres lo necesitan.
Insulina
- Es el tratamiento de elección en la mayoría de los casos en los que la dieta no es suficiente. https://www.cun.es+2Revista Diabetes+2
- No atraviesa la placenta (las insulinas humanas actuales), por lo que es segura en ese sentido.
- Se puede usar con diferentes esquemas: basal, bolo-basal, o dosis preprandiales (antes de las comidas) si haces falta.
- La dosis inicial a veces se calcula en función del peso (por ejemplo, 0,1 UI/kg/día) y luego se ajusta según los controles de glucemia. Fisterra
Antidiabéticos orales
- Tradicionalmente, se han usado muy poco durante la gestación porque muchos atraviesan la placenta, y muchos países prefieren la seguridad demostrada de la insulina.
- Metformina: es la alternativa oral más estudiada. Muchas guías la aceptan cuando dieta/ejercicio no bastan, siempre con vigilancia. La metformina se ha visto que:
- puede ayudar a controlar la glucemia con menor ganancia de peso materno.
- puede requerir que luego se añada insulina en un porcentaje de casos (porque no siempre es suficiente sola).
- Sulfonilureas: se han usado, pero con más dudas y efectos adversos posibles (hipoglucemias, mayor ganancia de peso, efectos en recién nacido). No es lo preferido.
¿Cuándo decidir cambiar a tratamiento farmacológico?
Algunas señales que lo indican:
- Si una parte importante de tus mediciones (varios días) están por encima del objetivo. Por ejemplo, si más de un tercio de los controles semanales están elevados.
- Si el feto muestra crecimiento excesivo en ecografía.
- Si hay otras complicaciones añadidas (por ejemplo, hipertensión gestacional) que aumentan riesgos.
Control del embarazo, seguimiento fetal y obstétrico
No basta con controlar la glucosa: hay que vigilar cómo va el embarazo.
- Realizar ecografías para controlar crecimiento fetal, cantidad de líquido amniótico, la salud del bebé. Si se detecta macrosomía (bebé grande), se valoran riesgos durante el parto.
- Revisiones más frecuentes si estás con insulina o los niveles de glucosa son difíciles de controlar.
- Atención obstétrica de riesgo: los profesionales implicados suelen ser ginecólogos, endocrinólogos, dietistas, enfermería especializada en diabetes.
- Vigilancia de complicaciones maternas: preeclampsia, infecciones urinarias, ganancia de peso excesiva, retinopatía si ya existía, etc.
El parto y el postparto
El tratamiento sigue cambiando justo en el momento del nacimiento, y después debes seguir atenta.
En el momento del parto
- Mantener control glucémico estricto para evitar niveles altos durante el parto, que podrían afectar al bebé (por ejemplo, que tenga hiperglucosa que al nacer le provoque un pico de insulina y luego hipoglucemia).
- Planificar si será un parto natural o se espera una inducción (en algunos casos). Esto depende de la evolución fetal, salud materna, semanas de gestación.
Después del parto
- Muchas mujeres ven que la glucosa se normaliza tras el nacimiento de la placenta. La insulina o medicamentos suelen retirarse si ya no son necesarios, siempre bajo supervisión.
- Se recomienda hacer una prueba de glucosa entre 6 y 12 semanas después del parto para asegurar que la diabetes gestacional no persista o para ver si ha evolucionado a prediabetes o diabetes tipo 2.
- También seguir con los hábitos saludables: dieta, ejercicio, mantener un peso adecuado. Esto ayuda a reducir riesgos futuros de diabetes para ti y también para el bebé.
Prevención de complicaciones a corto, medio y largo plazo
Es clave que el tratamiento no sea solo para superar el embarazo, sino para tu salud futura y del bebé.
- Corto plazo: evitar macrosomía, hipoglucemia neonatal, complicaciones en el parto.
- Mediano plazo: evitar que tú desarrolles obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2.
- Largo plazo: seguimiento de tu salud metabólica cada cierto tiempo, cuidados de salud cardiovascular. Algunos estudios muestran que quienes han tenido DG tienen mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares.
Para el bebé también hay riesgo aumentado de obesidad infantil, intolerancia a la glucosa, etc., si no se hizo buen control.
Apoyo psicológico, multidisciplinaridad y otros factores importantes
El tratamiento no es sólo médico, también emocional, social… y se basa en un equipo.
- Apoyo psicológico: muchas mujeres sienten ansiedad, preocupación por el bebé, por pincharse insulina, por los controles. Tener acceso a orientación, grupo de apoyo, información clara ayuda mucho.
- Educación diabetológica: aprender a medir glucosa, interpretar resultados, poner insulina si es necesario, monitorizar cetonas, reconocer hipoglucemias, etc.
- Equipo multidisciplinar: ginecología/obstetricia, endocrinología, nutrición/dietética, enfermería especializada, psicología. Todos trabajando coordinados.
- Tecnología: uso de glucómetros, tiras de cetonas si se indica, etc. En algunos casos, se empieza a usar monitorización continua de glucosa, aunque su aplicación rutinaria en DG aún no está totalmente establecida en todas las guías.
La diabetes gestacional es una situación que requiere un manejo cuidadoso pero que, con las medidas adecuadas, se puede tratar muy bien. Si haces bien los cambios de dieta y estilo de vida, y si es necesario usas medicación bajo supervisión, puedes tener un embarazo sano, un bebé sano y reducir mucho los riesgos futuros.
Recuerda:
- Cada caso es diferente. Lo que funcione para otra persona puede no ser lo ideal para ti.
- Siempre habla con tus profesionales sanitarios: ginecólogo, endocrino, nutricionista.
- Mantén la constancia con los controles de glucosa, con la alimentación, con el ejercicio.
- Y después del parto, no bajes la guardia: es clave seguir vigilando tu salud y adoptando hábitos saludables.
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