Las causas más frecuentes para inducir el parto son: preeclampsia, eclampsia, diabetes, rotura prematura de membranas de más de 24 horas, retraso de crecimiento intrauterino, si hay sospecha de infección en el líquido amniótico (corioamnionitis), disminución de líquido amniótico en la bolsa, muerte fetal, feto con malformaciones o enfermedades, cuando se supera la fecha de parto y salud del bebé.
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Una episiotomía es una incisión o corte quirúrgico que se hace cuando es necesario ensanchar la abertura vaginal justo antes de que empiece a salir la cabeza del bebé. Se suele aplicar un anestésico local para adormecer un poco la superficie antes del corte. Una vez nace el bebé, se cierra la herida con puntos. Estos puntos o suturas serán eliminados en unos pocos días y no es necesario quitarlos.
La episiotomía puede acelerar el parto y reducir la presión en la cabeza de un bebé prematuro, de un bebé muy grande o cuando el bebé viene en posición de nalgas. Este procedimiento evita que se desgarre la vagina. La episiotomía sólo se hace en casos necesarios.
Seguro que has oído hablar de un medicamento llamado oxitocina (Pitocin®) que se emplea en algunas ocasiones para provocar el parto en el caso de que no se inicie por su propia evolución o si se presentan algunos de estos casos:
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La palabra parto es un término muy adecuado porque indica una esfuerzo físico muy fuerte. Durante el parto, los músculos del útero se contraen (encogen) y se relajan. Esta acción hace que el cuello uterino, la entrada al útero, se dilate (abra). Estando el cuello uterino totalmente abierto, las contracciones empujan al bebé hacia afuera por medio del conducto de parto (vagina).
En las últimas semanas tu útero comenzará a contraerse de vez en cuando. Algunas mujeres no llegan a sentir estas contracciones. Pero en otras mujeres estas contracciones las sienten como cólicos menstruales.
Helen Aller sacó la fotografía cuando habían pasado tres días de la cesárea en la que su bebé descansa sobre el pubis de la madre. Gracias a la cesárea, el bebé logró salvar su vida aunque como ya estamos acostumbrados con este tipo de imagen, siempre son carne de debate y controversia. Que si se ve esto, que si se ve lo otro, que si las cesáreas las carga el diablo...
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Después de todo, la idea es que el parto sea una experiencia lo más placentera posible tanto para la mujer como para el niño y su padre.
El agua es un relajante conocido, y más aun cuando esta tibia o caliente. Por eso cuando estamos tensos o nos sentimos mal, lo primero que hacemos es tomarnos un baño de agua caliente. Con el parto, esto no es diferente, el agua da una sensación de limpieza, calma y relaja a ambos, el niño y la madre.
Normalmente, tras el nacimiento, el cordón umbilical y la sangre que contiene son desechados. Sin embargo, hace unos años, se descubrió que la sangre del cordón umbilical contiene “células madre” especializadas en la renovación de las células sanguíneas. Estas “células madre” no están especializadas, y se pueden multiplicar y dar lugar a otras células distintas. Pueden ser beneficiosas si se trasplantan a otros pacientes cuya médula ósea esté enferma.
En personas que padecen enfermedades congénitas ó adquiridas de la médula ósea, tales como las leucemias agudas ó crónicas, linfomas, mieloma múltiple etc. Aunque lo ideal, es encontrar un donante compatible entre sus familiares más directos, esto sólo ocurre en alrededor del 30% de los casos.
Es importante que conozcas estas técnicas de respiración y que te habitúes a practicarlas diariamente. Si lo haces todos los días podrás utilizarlas sin esfuerzo y de forma espontánea cuando llegue el parto.